Querido/a lector/a:
Sonríe. Jesús te ama. Y su amor…¡es maravilloso!
Te saludo en su Excelso Nombre y paso a contarte que ayer, mi nieta de once años, me hizo un regalo que me emocionó, una preciosa y sencilla poesía de Adela Basch. Te la transcribo:
Señora Naturaleza
Vivimos en un planeta
todo lleno de riquezas
que nos da la generosa
Señora Naturaleza.
Si uno abre bien los ojos
puede ver muchos tesoros
la luna es de plata pura,
la luz del sol es de oro.
Los bosques son esmeraldas
y los mares son turquesas,
las montañas son diamantes
con nubes en la cabeza.
Señora Naturaleza,
dama de mil bellezas
insectos muy pequeñitos
profundidades inmensas.
Señora Naturaleza,
¡cuántos trajes tiene usted!
a veces usa el de abejas
y otras usa el de nuez.
Señora Naturaleza
con mil caras diferentes
es piedra y es vegetal
es animal y es la gente.
Todo parte de lo mismo
mil rayos de un solo sol,
el pasto, el agua del río
los árboles, vos y yo.
Si bien la autora habla de la Señora Naturaleza, ésta tiene un hacedor y luego de leerla una y otra vez solo se me ocurrió agradecer a Dios por todo lo bello y bueno que hizo para que lo disfrutáramos todos, sin excepción.
Nos lo dio como un regalo, como una gracia, porque es tan grande su amor.
Cada corazón debiera latir agradecido. El tuyo, el mío, el de ellos.
Y hablando de agradecimiento, hay alguien que quiere hacer público el suyo. Se trata del siervo de Dios, pastor Carlos Promancio, quién agradece fervientemente a todos y cada uno de los hermanos que lo acompañaron en su cumpleaños y que con su afecto, calidez y buena disposición contribuyeron a que se disfrutara de una reunión muy agradable. A todos muchas gracias.
Compartiendo contigo las ricas bendiciones del Señor me despido. Hasta pronto.
